En plena Gran Vía madrileña, en el número 1, subiendo desde la calle Alcalá por la izquierda, se localiza este local en la primera planta con ventanales hacia la calle.
El restaurante pertenece al grupo Cañadío de Paco Quirós y, por eso, el buen hacer y la calidad está garantizada.
Nada más traspasar el edificio Metrópolis (o de La Unión y El Fénix) y superar el edificio Grassy, encima del cual asoman las ventanas de LA PR1MERA, aparece su entrada.
Tienes que subir las escaleras para llegar al restaurante.
El local es elegante, en tonos neutros y verdes con un ambiente relajado y tranquilo.
Nos acercamos a desayunar una mañana su aclamado pincho de tortilla, acompañado con el detalle fantástico de un cuenco con fruta troceada.
La tortilla es canónica. Con huevos de corral, batidos poco, la patata pochada y ligeramente caramelizada con la cebolla y de una cremosidad increíble sin ser líquida.
Sólo lamentas que se acabe el pincho pues resulta un poco canijo (comparados con otros de Madrid).
Tendremos que ir un día a probar otras cosas de la carta, con una factura del norte con pescados, carnes, rabas... y la tarta de queso también mítica del grupo.
Desde los ventanales se puede contemplar la Gran Vía.
PD. Los baños del local son preciosísimos.
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