Casa Rafols O La Casa De Comidas Estilosa En Una Ferretería Centenaria En Barcelona

Dando un paseo por la ciudad, pasamos por delante de este precioso restaurante barcelonés y no dudamos en entrar a picar algo porque nos enganchó desde fuera.

La historia de este local que se encuentra en la Ronda de San Pere, 74, 08010 Barcelona, es inaudita.

El local era una enorme y deslumbrante ferretería fundada en 1911. Las personas se quedaban en la planta baja a comprar, pero en su piso bajo o sótano existió durante la Guerra Civil Española un comedor secreto que, por lo visto, comunicaba con otro restautrante cercano.

Esta historia clandestina hizo que a partir de su cierre y conversión en restaurante, se cambiaran los tornillos, clavos, tuercas y demás útiles de hierro por cervezas, platillos, comidas, embutidos y otras delicias.

Hay varios espacios donde sentarte y disfrutar. Nosotros estuvimos en la planta principal, nada más entrar.

No teníamos reserva y sólo queríamos un aperitivo, pero enseguida nos acomodaron e hicieron que nos sintiéramos de maravilla.

La decoración con una barra larguísima es efectista y relajada. Tiene una ventana de cocina vista y otras salas añadidas.

En la parte más interior tienen más mesas con un mural precioso de vegetales (me recordó al Bairro de Avillez en Lisboa  -pincha aquí- ):

También tienen en el sótano el antiguo taller de ferretería reconvertido en el Club 61 donde se pueden organizar cócteles y eventos. También setá el espacio `Underground´o coctelería para tomar algo, escuchar música o bailar.

Pedimos unos vermuts y una Ensaladilla Rusa con ventresca de atún (7,60 €) deliciosa:

Y no podían faltar las Patatas Bravas con alioli de ajo escalivado y romesco picante (6,30 €):

Estaban muy ricas, con piel y mixtas como es costumbre en Barcelona.

Como habíamos quedado a comer no pudimos probar más cosas, pero en nuestra próxima visita a Barcelona seguro que regresamos.

Mis consabidas fotos de los baños (me lo tengo que mirar...)

Muy elegantes y limpios y con tocador para retocarse monísimo.

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