La gastronomía asiática está de moda desde hace unos años y cada vez somos más las interesadas por estas delicias exóticas. Si además, el entorno está cuidado y te transporta inmediatamente a Asia, entonces la experiencia es única.
Este espacio singular de varios ambientes está situado en la C/Velázquez, 128, 28006 Madrid y tras una enorme cristalera con el neón del restaurante en rojo, accedes a un espacio íntimo para picar algo con una barra y unas escaleras.
Es como si accedieras a un espacio clandestino. Traspasas una zona de mesa comunal, otra de mesas altas con taburetes para comer más informal y, al fondo, un salón precioso con aires coloniales y una ambientación asiática de diez con barra de cocina vista, sillones redondos con mesas para grupos y una preciosa y amplia terraza.
Elegimos espacio pues reservamos temprano y nos quedamos en el salón grande. En una mesa redonda baja (quizás demasiado baja o las sillas muy altas, no sé lo que provocaba mi incomodidad al tener que agacharme ligeramente para comer) nos sentamos a cenar en pareja.
Nos trajeron un aperitivo en forma de bollitos calentitos de pan chino con pan de gambas y unas setas chinas un poco picosas.
Pedimos los Dim Sum variados, muy ricos aunque predominaban los de cerdo (20 €):
Y luego compartimos una Ternera al estilo de Sichuan, muy sabrosa pero con unos trozos muy pequeños de carne con mucho rebozado crujiente dulce (18 €):
La carne la tomamos con unos Noodles cantoneses al wok (15 €) que estaban correctos, como los de cualquier restaurante asiático.
Terminamos la cena con unos mochis variados, seis en total, que estaban muy ricos (7,5 €).
Nosotros habíamos reservado a través de El Tenedor y nos pudimos beneficiar de un buen descuento del 50% en la comida, por lo que nos quedó un precio estupendo.
Creo que sin descuento el precio es excesivo para la cocina que muestran, pero me parece que la oferta es para todo el conjunto de la experiencia: cena, música, ambiente de club y ubicación.
El servicio estuvo correcto.
El restaurante, del grupo ZEN, estaba abarrotado en una noche de viernes. Buena señal.
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