Creo que a muy pocas personas no les gusta la pizza. Fundamentalmente, son aquellas a las que no les gusta el queso y por eso no toleran este alimento.
Para mi, aparte de encantarme el queso, conjuga tres ingredientes magníficos: una buena masa fermentada de pan, una cubierta de buen tomate triturado y un topping de queso mozzarella.
En la C/ Hartzenbusch, 8, 28010 Madrid, en pleno barrio de marcha, tapeo y tardeo chamberilero, se ubica este local pizzero familiar donde despachan muy buena pizza.
La decoración es joven y graffitera, con pegatinas y pintadas espontáneas que le dan un carácter más rompedor o radical. De hecho, en los aseos te puedes encontrar un os rotuladores para escribir en las paredes de baldosines del baño.
Nos sentamos los cuatro a cenar una noche de viernes y pedimos unas cervezas mientras venía la pizza.
Pedimos la Wild Trufa (vegetariana a 11,90 €), con base blanca, mozzarella fior di latte, ricotta, champiñones y aceite de trufa, la Alpine Folk con mozzarella fior di Latte, prosciutto de Parme, parmesano:
La G.O.A.T con base blanca, mortadela de pistacho, ricotta cremosa, pesto casero y parmesano y la Chillin´picante, con tomate, pancetta ahumada, cebolla roja y chilli en hojuelas, estas tres últimas a 13,90 € y con un buen tamaño.
La masa está muy rica, es fina pero con fermentación de 48 horas. Los ingredientes estaban buenísimos y le daban un sabor total estupendo.
El precio final, unos 17 € por persona, que está muy bien. Para regresar muchas veces.
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