En cuanto llega el fresquete en Madrid no hay mejor plan de comida que "apretarse" un cocido madrileño entre pecho y espalda y luego salir a pasear por la ciudad o, como hicimos nosotros, echar una partida de mus interminable.
Lola es la artífice de este súper cocido en tres vuelcos y que es único. Si, sólo se sirve cocido en este restaurante con aire antiguo de mesas con manteles de papel, como aquellos a los que íbamos con nuestras abuelas, y que tantas satisfacciones nos depara.
A pesar de haberlas pasado canutas en la pandemia, Lola ha sacado el negocio adelante con mucho tesón y ahora da dos turnos de cocido cada día. ¡Se dice pronto!
El salón es pequeño, con mesas juntas y tiene todo el aspecto de los comedores de antaño del siglo pasado. Eso no importa. Aquí lo verdaderamente es su cocido en tres vuelcos que recibió el premio en la Ruta del Cocido 2018.
La sopa desgrasada es portentosa. Te sirven la sopera y es difícil no repetir la humeante y reconstituyente sopa.
Los garbanzos deliciosos están acompañados de tomate con comino, el repollo cocido y la bola constituyen el segundo vuelco.
El tercer vuelco de carnes es descomunal: huesos de rodilla con su tuétano, jamón, chorizo, carne de morcillo, tocino, morcilla...
Todo exquisito. Como es imposible acabar con todo, ahora me encanta poder pedir para llevar las sobras que tienen que desechar.
Acompañamos con vino Muriel, un reserva de La Rioja y, de postre, sorbete de limón y cafés.
El precio del cocido son 24 €. Aparte tienes que pagar el pan los postres y las bebidas. Salimos a unos 30-35 € por persona.
El servicio muy ágil y amable capitaneadas por Lola. Muy recomendable: no os los perdáis si sois devotxs del cocido.
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