Bodegas Campos O El Encanto De La Cocina Auténtica Cordobesa Desde 1908

Es una maravillosa sensación entrar a conocer un lugar tan emblemático de Córdoba, del que no conozco a nadie que haya dicho que ha comido mal.

La entrada a la casa de la C/ Lineros, 32, 14002 Córdoba, es impresionante y conviene reservar un rato, antes o después de comer o cenar, para recorrer todas las estancias de este lugar tan singular.

Las bodegas abrieron sus puertas en 1908 comercializando vinos de los pagos de Montilla y Moriles, pero no fue hasta 1964 cuando crearon el restaurante al unificar varias casas y patios cordobeses de distintas épocas y que conservan impecablemente.







Muchos han sido sus clientes ilustres: miembros de la familia real, presidentes de gobierno, artistas, cantantes, escritores... Tienen incluso las botas en las que plasman su firma estos visitantes. 






















El sitio está siempre abarrotado, pero tampoco es reseñable el ruido. Todo aquí tiene una serenidad, un estilo y una calma admirable.

Nos sentamos en el comedor tras la sala de la barra, animadísima y que contará con otra visita seguro. Me encantó el detalle de las flores frescas en la mesa (astromelias) y la tarjeta de felicitación para la próxima Navidad. También me emociona comer en una mesa vestida con mantel de hilo impoluto y largo hasta los pies. Comenzamos con unas cañas de cerveza mientras ojeábamos su amplia carta y nos pusieron pan recién horneado con aceite de oliva:













No podíamos dejar de probar su salmorejo,  en media ración (7,5€) para poder probar muchas cosas.

También cayeron las Berenjenas con miel de caña (media ración 6,5€), unas láminas longitudinales finísimas y sin gota de grasa:

Como somos unos croqueteros irredentos también probamos sus Croquetas de jamón ibérico y pollo de corral (media ración 6 €) y las de gamba blanca a la marinera (8,5€ también la media ración). Espectaculares.


Y el plato fuerte fue el famoso guiso cordobés de Rabo de toro (23,5€):

Estaba sensacional, desde luego, y bien pringamos la salsa con el pan exquisito.

El vino con el que acompañamos la exquisita comida fue un Dulas tinto, de la bodega Lagar de la Salud, que hace vinos Montilla-Moriles con uva Pedro Ximénez envejeccido 12 meses en barrica de roble francés. Un hallazgo, sin duda, que nos recomendaron desde Almagro (25 € botella).













Estábamos satisfechos, pero los postres siempre se hacen un hueco, así que, pedimos un sorbete de naranja, aceite de oliva arbequina y Pedro Ximénez (6 €):

Salimos a 46,20 € por persona. Puede parecer caro, pero a nosotros nos pareció ajustado a la calidad y al lugar. 












Una comida épica, que recordaremos toda la vida. Ya está en nuestra lista de restaurantes favoritos de España.

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