El Rana Verde O El Centenario Restaurante De Aranjuez

Cuando un negocio de restauración logra resistir varias generaciones (y además en manos de mujeres valientes que lo impulsaron) y todas las vicisitudes sucedidas desde 1903, se ha ganado un puesto de honor del que es difícil apearle.

Ocupa unos terrenos cedidos expresamente a la familia por el rey Alfonso XIII cercanos tanto al Palacio Real como al Jardín de Príncipe. Es un lugar privilegiado, no sólo por la ubicación sino por el ambiente sereno y a la vez bucólico y romántico que transmiten sus salones y terrazas.

El nombre del restaurante también va pasando de generación en generación, pues los boomers lo conocemos de oírselo a nuestros padres e incluso de estar comiendo allí con ellos.


Son muchas las personalidades que han comido o cenado en sus salones e incluso el nombre del local se lo recomendó poner el pintor e intelectual Santiago Rusiñol (estatua en la plaza de enfrente del restaurante) como homenaje al patriarca "el tío Rana".


Su cocina es marcadamente tradicional y de kilómetro 0. Por eso, no te equivocas si pides sus emblemáticos platos.

Nosotros sólo fuimos a tomar el aperitivo (ya iremos con toda la familia a comer) y nos sentaron en el porche delantero.

Allí, entre plantas y con una agradable tranquilidad nos comimos media ración de sus Ancas de rana al ajillo de Chinchón que nos supieron a gloria.


Estaban como escabechadas, con un sutil sabor a vinagre. Muy ricas, aunque haya muchos detractores del plato por comer a un anfibio tan bonito. Yo hacía años que no las comía y me recordaron a mi infancia.

Nos pusieron de tapa una ensalada murciana de tomate, atún y huevo duro muy rica.

¡Volveremos seguro!


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