Lleva escasamente dos meses abierto y se ha convertido en el lugar al que todo el mundo quiere ir. De hecho, mi amiga Nurienka es la que me lo recomendó y tenía muchas ganas de conocerlo.
Está situado en el Lago de la Casa de Campo, en el llamado Paseo de María Teresa, 3, 28011 Madrid, en la zona de los tradicionales merenderos que han rehabilitado y acondicionado para darles un aire más moderno y acogedor.
Pertenece al grupo Triciclo, lo cual es una garantía de buen hacer y de clásicos actualizados españoles.
La carta es muy variada con entrantes de tapeo castizo y otros platos más innovadores. Nosotros nos decantamos por la Ensaladilla con escabeche de bonito fresco casero en formato media ración (12 €):
No podían faltar las croquetas de jamón, también en media ración (7,5 € por cuatro unidades) y la oreja y careta de cochinillo crujiente con patatas revolconas (11 €):
Como platos principales pedimos para compartir el Canelón de rabo de toro, salsa de setas y Pecorino trufado que estaba de escándalo (18€):
Nos quedamos bastante satisfechos, pero como dicen por ahí "los postres van a otro estómago" (Sezar Blue dixit) por lo que la Tarta de queso con toque azul no podía faltar. Estaba un poco compacta pero sabía muy bien y estaba fresquita (7€).
Todo muy bien, buena relación calidad-precio en una terraza súper agradable y enorme.
Es genial recuperar la Casa de Campo como lugar para ir a merendar (o comer o cenar) y disfrutar.
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