Entrar en el recinto de La Moncloa de San Lázaro es transportarte a otra época. Te imaginas en el antiguo hospital de peregrinos del siglo XVII que es realmente el uso que tenía este amplio edificio tradicional berciano.
En cuanto llegamos, mi marido exclamó "¡Yo ya he estado aquí!". Hace, por lo menos, quince años estuvo aquí por trabajo cuando era el afamado Prada a Tope.
Nos acomodamos en la terraza, bajo el emparrado. Por eso las fotos tienen esa particular luz. Recorrimos los clásicos productos de El Bierzo, aunque las temperaturas eran elevadas y apeteciera algo más ligero. Siempre me gusta probar los platos locales con productos de kilómetro cero y eso conlleva zamparte un botillo en pleno verano.
Comenzamos con formatos de media ración de la clásica Cecina (jamón curado de vaca) con queso rallado y aceite (6,5€):
El lacón prensado de la casa (6,5 €) y el Queso de cabra caliente con mermeladas de pimiento y cebolla (8,5 €):
El calor pedía acompañar de ensalada de la huerta con una lechuga y un tomate magníficos (8 €) al famoso y contundente plato del Botillo de la Moncloa (10 €):
Primero pedimos cerveza y luego nos pasamos al vino del Bierzo.
De postre pedimos un riquísimo Helado del Orujo de las cerezas (5 €).
Todo desde luego nos supo riquiñísimo. Fuimos por recomendación de mi amiga Vicki Fernández de A Rúa pues conocía a Álvaro, uno de los dueños. Ahora os lo recomiendo yo.
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