Manero O La Fina Elegancia De La Barra En Madrid

Elegante local con decoración muy cuidada que te transporta a los años 50 con mucho estilo. No conozco su local de Alicante (de donde proceden), pero la ubicación enfrente del parque de El Retiro en la C/ Claudio Coello, 3, 28001 Madrid y el diseño te entran por los ojos.

Entramos una tarde sin reserva a tomar, simplemente, una cerveza y picar algo después del paseo por el Retiro, animados por las buenas críticas de su desembarco en Madrid.

Hay muchos detalles impecables en este local: vajillas y cristalería personalizadas, colmado chic con productos artesanos, chacinas, aceites y otros productos propios como los turrones de Alicante.






















Más agradable la zona de entrada tipo bar con mesas altas que la zona interior de mesas bajas y sillones, algo más oscura.

Nosotros éramos tres y estuvimos en la zona luminosa del ventanal que da a la calle. 










Pedimos un picoteo de ensaladilla rusa, bocadillo de calamare, brioche de lobster o cangrejo real y brioche de pastrami (la foto que ilustra la entrada).










La atención y el servicio es perfecto. Nada que alegar de sus camareros con chaquetilla hechos un pincel.

Todo estaba muy rico: calidad premium indiscutible. El problema es el tamaño de las raciones, que resultan muy escasas. Creo que los precios están muy abultados para unas raciones tan cortas. 

Ese bocadillo de calamares en perfecta fritura, guiño a los "bocatas de Madrid" y envuelto en servilleta, como cuando yo era niña, resulta canijo para compartir y su precio es de 10,90 € (hasta en el Brillante a 9 €, que resulta caro, te ponen un bocadillo gigante de calamares.










Lo mismo ocurre con los brioches a 18,90 € y a 21,90 € el de cangrejo Real. El producto es de primera, pero resulta carísimo para una ración tan escueta.

El servicio de mesa sale a 2,90 € por persona (por unos panes exquisitos y una rodaja de salchichón por persona) y pagar 6,5 € por un doble de cerveza resulta insostenible.

Salimos casi a 30 € por persona, teniendo en cuenta que ese era precio de cena y no de picoteo con cuatro bocados escasos y con cerveza.










Pienso que, con la competencia que hay en Madrid y las circunstancias a las que nos ha llevado la pandemia, habrá que cuidar un poco más los precios.

Los preciosos baños

Me encantó, pero no creo que vuelva con esa factura. Hay miles de sitios tan bonitos y con ofertas similares en Madrid.




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