La Postal De Zamarramala En Segovia O Los Clásicos Actualizados Con Vistas


Ya conocía La Postal de hace muchos años, en visitas con la familia o amigos en los tiempos pre-redesociales. Entonces ni se nos ocurría eso de fotografiar platos de comida (vaya ordinariez). Sólo compartíamos una buena mesa, disfrutábamos y punto. 

Ahora seguimos compartiendo buenas mesas, seguimos disfrutando y, además, si hago las fotos y las subo, ese día queda inmortalizado para el recuerdo y puedo recomendar platos y vinos y postres.

Gracias a que nuestro querido Victorio reservó mesa para reunirnos la familia, pudimos mostrarle nuestro agradecimiento celebrando su recuerdo y su memoria. Así le extrañamos, recordamos tantos momentos con él vividos y celebramos la vida después de unos meses tan terribles, extraños y dolorosos que se llevaron a tantas personas queridas, incluido él.


En el pueblo segoviano de Zamarramala se encuentra este restaurante con jardín y vagón-restaurante en el que tan rico se come.


Para que no hubiera tanto problema fuimos con un menú cerrado con varios entrantes como aperitivos y primeros y un segundo a elegir.



Empezamos con el Paté de pato con mermelada de frutos del bosque, seguido de la Ensalada de gambón, cebolla crujiente, naranja y vinagreta de miel y mostaza, buenísimos entrantes:


Las espectaculares Croquetas de cecina y senderuelas estaban de escándalo, de lo mejorcito que he probado en croquetas y eso que he comido cientos:


Nos pusieron también en común un primero que era el Risotto de boletus y calabacín con aroma de trufa y parmesano. Mirad la pintaza que tenía, que coincidía con su sabor:


Y luego vinieron los segundos a elección de cada cual. Yo, como siempre, comparto con mi santo para así probar dos platos. Los elegidos fueron Tacos de atún a la plancha con cremoso de remolacha, rúcola y lascas de parmesano y Bacalao gratinado con alioli de ajo negro y crema de piquillos:


Del apartado carnívoro sólo probé el Secreto ibérico con parmentier, salsa teriyaki y chips de boniato:


Para rematar tan suculenta comida nos pusieron una Tarta de zanahoria con chantilly de queso y helado de mandarina, muy rica (aunque creo que olvidaron el chantilly de queso):


Una comida de diez en una reunión de diez que culminamos con una animosa charla en el jardín del recinto, con la consabida distancia de seguridad.

Gracias queridas tías por la magnífica velada con un precioso funeral por Victorio que celebramos "in memoriam", como a él le hubiera gustado, de la mejor forma posible: todos juntos en torno a una mesa.



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