La historia de este edificio industrial situado en la C/Marqués de Riscal, 7, Chamberí, 28010 Madrid es fascinante.
El juego de la pelota vasca era muy apreciado y seguido en el País Vasco. En San Sebastián y Bilbao existían frontones donde albergar a todos los seguidores de este particular deporte.
El edificio recibe el mismo nombre, "siempre fiesta" en euskera, que el del frontón al que imitó en San Sebastián.
A finales del siglo XIX en Madrid era muy popular la pelota vasca y existían entonces más de veinte frontones. Se decía que en Madrid había más "pelotaris" que toreros.
El primer frontón en Madrid fue el Jai Alai ("fiesta alegre" en euskera) en la plaza de Jacinto Benavente.
Su promotor, José Arana, resultó ganador de la lotería de Navidad y decidió embarcarse en este proyecto.
Encargó el diseño al arquitecto Joaquín Ruicoba y Octavio de Toledo en 1893, que diseñó también el teatro Arriaga de Bilbao.
Su estilo era neomudéjar, con graderío forjado con capacidad para 4000 espectadores con forma de "xistera" que es el artilugio con el que se juega a la pelota vasca.
Aunque el diseño del edificio inicialmente tenía tres plantas, hubo que desestimar la tercera por problemas de sobrecarga de la estructura.
El 29 de mayo de 1894 se inaugura el "Teatro Real de la pelota vasca" como se denominó en alguna prensa de la época.
No sólo acogía competiciones de pelota vasca sino que se usó para concursos de hípica, actuaciones del orfeón pamplonés, mítines políticos o prácticas de la Escuela Militar Particular.
Entre 1904-1906 se instaló en el edificio el Centro de Ensayos de Aeronáuticos de Leonardo Torres Quevedo.
Este ingeniero, científico e inventor fue el precursor de la IA y allí hizo las pruebas del Telekino que fue el primer mando a distancia.
También allí diseñó y construyó el primer dirigible autorrígido que triunfó en la Primera Guerra Mundial.
La gloria le duró poco al frontón pues se fue perdiendo el interés por el deporte y tenía mala fama por las apuestas y el tongo en los partidos.
En 1919 se celebraron los últimos partidos y hubo que reciclar el edificio para otros usos.
Fue concesionario de motos Harley Davidson ®, talleres de automóviles, se cegaron las gradas para instalar oficinas...
En la Guerra Civil parece ser que funcionó como comisaría y cárcel, pero no está muy claro.
Fue fábrica de escayolas, almacén de la cervecera Cruz Blanca, dispensario de vacunación de poliomielitis en Chamberí...
En 1977 el COAM impulsó el expediente de declaración de Monumento Nacional, aunque este primer intentó fracasó.
En 2009, tras muchas vicisitudes, se constituye la Plataforma Salvemos el Beti Jai de Madrid y en 2011 se declara BIC (Bien de Interés Cultural).
En marzo de 2024 tras una copiosa restauración llevada a cabo por el Ayuntamiento de Madrid el frontón reabre de forma permanente.
La visita es gratuita y libre. Hay muchos paneles informativos y puedes acceder a las plantas superiores para observar el edificio desde arriba.
Es un plan muy interesante. La restauración está estupendamente bien hecha y puedes visionar dos vídeos sobre la historia del edificio.
El horario es de 10:00-14:00 h de martes a domingos desde el 1 de octubre hasta el 14 de junio.
Del 14 de junio hasta el 30 de septiembre el horario es de 10:00 -18:00 h, también de martes a domingos.
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