Con diez restaurantes en su haber y 103 años de historia, en esta casa no pueden dar mal de comer.
En 1921, una mujer de la campiña del Lacio llamada Fortunata, pasó de dar de comer los trabajadores locales a abrir una posada en Mazzano Romano, una localidad cercana a Roma.
Tras varios años en los que su fama se fue acrecentando, decidió trasladarse a Roma y abrir en Campo dei Fiori su propia taberna.
La bisnieta de Fortunata, la señora Iris, a sus noventa y dos años sigue siendo la jefa de una cocina tradicional elaborada con los ingredientes más naturales.
Su plato más emblemático es el guiso de rabo de buey. La pasta hecha a mano con harina eco y la cocina orgánica son una seña de identidad del local.
El restaurante de Via del Pellegrino, 11 0086 Roma, tiene un horario de apertura muy amplio y nos acercamos tarde a cenar la noche de nuestra llegada un viernes.
Nos instalaron fuera en la terraza con estufa. Estaba el restaurante abarrotado pese a la hora.
Con un vino del Lazio Cesanese del Piglio (26 €) acompañamos una cena romana mítica.
Empezamos por un Fritto Misto (17 €) que se compone de verduras estacionales, crocchete di patate, supplide riso, mozzarella, pomodoro, cebolla:
Me encantan las Flores de calabacín o Fiore di Zucca que están rellenas de queso mozzarella. Quisimos pedir, pero no había (4 € unidad).
Luego llegaron las pastas. Pedimos la pasta especialidad de la casa, los Strozzapreti. Con carbonara genuina a base de guanciale, huevos, pecorino, permesano y pimienta (17 €):
Tampoco faltó la Gricia con guanciale, pecorino y pepe (17 €).
La Carciofi, guanciale e Pecorino, espléndida con las alcachofas.
Y una Amatriciana con su tomate, guanciale, pecorino, peperoncino y vino con pasta sciavatelli:
Estaban todas ellas deliciosísimas. ¡La pasta era una pasada!
De postre no podía faltar el tiramisú y el zabaglione.
Una cena romana mítica. ¡Muy recomendable!
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