En 2018 un grupo de tres socios, Julien, David y Manu, observando el panorama pastelero parisino, llegaron a la conclusión de que la bakery tradicional necesitaba un nuevo enfoque.
Revisaron los productos clásicos de la pastelería tradicional francesa, abrieron en enero de 2019 una nueva tienda en 61 Rue Oberkampf, París 11, y le dieron un punto al más puro estilo foodporn, es decir, utilizaron todos los recursos creativos para que comer una pieza de bollería o panadería fuera una experiencia sensorial absolutamente placentera.
Ahora son seis las tiendas que poseen y la marca está consolidada. Parten de harinas biológicas de calidad, atienden al producto de proximidad, promueven el desarrollo sostenible (stop al desperdicio y redistribución de los alimentos no vendidos en el día) y apoyan a las comunidades locales.
Mantequilla de Isigny, chocolate Valrhona, harinas de Moulin Paul Dupuis... son materias primas empleadas en panes de masa madre y bollería clásica francesa cargada de mantequilla y chocolate.
Nos acercamos a la tienda de Quartier Pigalle, 75009 y compramos cuatro productos para degustar (a pie de calle, claro, en las tiendas no tienen posibilidad de sentarte y comer las piezas con un café).
No podía faltar el Croissant clásico, con sabor excelso a mantequilla, crujiente en la mordida que se desmiga y alveolado importante que indica una buena preparación de la viennoserie.
También probamos en Pain au Chocolat, bollo francés donde los haya, que aquí llamamos Napolitanas y está rellena de una crema de chocolate deliciosa:
El Kouign Amman o pieza de origen bretón hecha con mantequilla salada y que es el despiporre del dulzor y el caramelo salado. Mi preferida por siempre, pero que aún no había salido del obrador.
Y un babka de Canela de absoluto delirio.
Y el de Vainilla con almendras fileteadas:
Maravillosas piezas dulces que cumplen la función para la que fueron creadas: el placer.
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