Cantinho Do Avillez O La Popular Taberna Del Chef Estrellado En Oporto

 

Ya conocíamos el restaurante Bairro de José Avillez en Lisboa, pues es uno de los más reconocidos chefs de Portugal. 

En Oporto también tienen el chef estrellado de Michelin un céntrico restaurante en la Rúa de Mouzinho da Silveira 166, 4050-416 Porto, Portugal, en el que probar especialidades lusas con una vuelta de modernidad.

Quizás esté un poco sobrevalorado el local. Siempre está lleno (a eso ayuda su ubicación y la placa de Michelin), sobre todo de turistas, y el restaurante aprovecha al máximo el espacio con mesas muy juntas y un ambiente ruidoso.

La decoración cuidada de Ana Anahory y Felipa Almeida con platos en la pared, mesas con sillas descasadas como una cantina y suelos de mosaico lo hacen un lugar acogedor.

Tras reservar para cenar nos lanzamos a una cena que quería parecer romántica, pero que parece que compartimos con las mesas de al lado.

Te reciben con un pan con aceitunas, mantequilla trufada y una especie de salmorejo (3,35 € por persona).

Pedimos cosas para picar, aunque tuvimos que llamar varias veces a los/las camareras pues nos ignoraban (ni caso nos hacían). Pedimos vino rosado de la casa.

Las vieiras laminadas sobre guacamole y crumble de pan alentejano estaban ricas, pero nos pareció un poco escaso (11,75 €):

Luego quisimos probar el Tártaro de polvo, que consistía en pulpo cocido y picado con tomate, cebolla y mayonesa de ajo y jengibre (9,55€):

El plato principal a compartir fue el Bacalhau lascado con migas, ovo a BT e azeitonas explosivas (20,75 €). Este largo nombre respondía a unos trozos de bacalao sobre hojas de col, huevo a baja temperatura y aceitunas esferificadas. No me convenció: mucha col y poco bacalao y sin sentido en la receta. No había una unión entre los ingredientes, estaban aislados y no aportaban al conjunto. Una decepción.

Para acabar con buen sabor pedimos un postre. Es cierto que no me acordaba que en Lisboa me sorprendió que nos trajeran el postre en un tarro y sin plato, muy "cutre".

Esta vez se volvió a repetir el asunto pues pedimos Toucinho-do-celo con sorbete de frambuesa (7€) que sirvieron en tarro, al aire con las dos cucharillas en mano. Un detalle muy feo en un restaurante de esta categoría.

Conclusión: decepcionante para la fama que le precede y el reconocimiento de la Guía Michelin.

Raciones escasas, servicio lamentable que te ignora y parece que te hace un favor cuando es a la inversa, precios hinchados y mesas desnudas con manteles individuales de papel y poca vajilla en postres. Ración de pan escuálida pese al precio.

Una pena que se confíen con la clientela, que en su mayor parte éramos turistas y a los que no creen que hay que fidelizar. Craso error del chef luso que debería revisar.


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