Ladurée O La Repostería De Lujo Que Inventó Los Macarons En París

Esta golosina etérea de colores pastel se considera como la quintaesencia de la repostería delicada de lujo.

Aunque existen muchas tiendas en París en las que poder comprar los macarons, esta casa puede presumir de ser la inventora de estos pastelitos dobles con relleno cremoso entre las galletitas.

Louis Ernest Ladurée abrió su tahona en la parisina Rue Royale en 1836. Años después, en 1871 durante los acontecimientos de la Comuna de París, la panadería fue pasto de las llamas.

El señor Ladurée decidió entonces abrir en el mismo lugar una repostería de lujo y se puso en manos de los mejores decoradores de la época. Los techos pintados inspirados en el Palacio de la Ópera de París, así como el color verde celedón de la fachada quedaron como emblemas de la compañía.

No fue hasta 1930 cuando se admitió la entrada a las mujeres pues el nieto del fundador habilitó un espacio en el primer piso para que las damas parisinas pudieran acudir al salón de té a reunirse y trasladar allí sus círculos literarios.

Es en ese año cuando la casa cobraría fama por su salón de té y por ofrecer estos bocaditos de dos galletas de macaron con ganache en sus interior. La idea, por lo visto, fue del mismo nieto Pierre Desfontaines.

En los años 90 del siglo pasado Ladurée pasó a manos de otro grupo. Este grupo, Holder, tenía franquicias como la panadería Paul y esta casa trabajaba Pierre Hermé.

En el año 1997 abrieron la sucursal de los Campos Elíseos y la de la Rue Bonaparte a la cual pertenecen estas fotos.

Tienen más de treinta tiendas en muchos países en Europa, América y Asia.

No conocía la tienda de la calle Bonaparte, 21, 75006 y allí compré los maravillosos macarons que están de pecado.

Aunque tienen algunos sabores que sacan nuevos cada temporada, los clásicos nunca fallan.

El azul María Antonieta, el de caramelo salado, el de flor de azahar, frambuesa, limón, pistacho...

Cualquiera que pruebes está delicioso. El precio es caro, este otoño a 2,5 € cada unidad, pero es cierto que su fabricación (aunque sea elevada pues salen unos 15.000 macarons al día) es artesanal con los ingredientes más selectos.

El salón es una monada y se pueden tomar otros dulces o bollería de lujo.

Si no consigues parar en alguna tienda de París, en el aeropuerto tienes también sucursales.


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