Antigua Confitería El Pozo O Endulzando Madrid Desde 1830

El sabor del sublime hojaldre de esta confitería ya casi dos veces centenaria (abierta en 1830 y regentada por tres generaciones descendientes de Julián Leal) me traslada inmediatamente a mi niñez.

Mi tía Carmina trabajaba en la cercana Plaza de Canalejas y llevaba algunos fines de semana la empanada de hojaldre para que la comiéramos.

En la C/ Pozo 8, 28012 Madrid, en una calle pequeña tras la carrera de San Jerónimo, se localiza este comercio legendario que es como un museo de la pastelería.

Nada más entrar disfrutas de la belleza de su suelo de baldosa hidráulica, sus vitrinas de madera acristaladas, su caja registradora y el encanto de los/as dependientes.

Elaboran dulces tradicionales madrileños y, en concreto, su especialidad son los hojaldres y los bartolillos.

Con ellos elaboran unas empanadas saladas (de atún, carne, bacalao con pasas, rape con langostinos...) y dulces (de crema) de delirio.

También despachan roscones de Reyes todo el año. Nosotros compramos un bollo suizo que sabía a roscón, pues deben utilizar la misma masa con sabor y olor a azahar.

Las torrijas son especiales: unas pequeñas piezas que parecen bizcochos borrachos (pero empapados en leche) y rellenos de crema pastelera. Un vicio total.

Al ser el hojaldre su especialidad, no podía dejar de probar su Palmera de chocolate, exquisita con ese crujiente y aéreo hojaldre y bañada por una gruesa capa de chocolate negro:

Te recomiendo una visita al establecimiento si estás cerca de la zona de Sol. ¡Es como una visita al pasado! No en vano, ilustres escritores como Pío Baroja, Gregorio Marañón o Jacinto Benavente se acercaban allí a comprar sus dulces.



La sublime empanada de hojaldre:

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