Hay sitios en los que nada más entrar te sientes como si estuvieras en tu casa o como si tus amigos te hubieran invitado a la suya.
Eso sucede al entrar en el local rústico de la C/ San Vicente Ferrer, 16, 28004 Madrid.
El ladrillo visto pintado de blanco, sillas descasadas y la pared frontal llena de botellas ordenadas en un mueble tipo "gallinero" con rejilla metálica hacen de este lugar un restaurante muy confortable.
Reservamos para dos con la idea de compartir algo una comida de domingo en este local con cocina basada en plantas o vegetariana.
Tras un vistazo a la carta, nos decidimos por la pasta fresca en forma de pappardelle con salsa de calabaza y chorizo vegetal ((14,50 €):
Y la pizza Dixie con tomates de San Marzano, mozzarella vegana artesanal elaborada por ellos mismos, cebolla morada, cebolleta confitada en crema de trigueros balsámica, rúcola, tomate seco y unos exquisitos (y que nunca había probado) pimientos lágrima italianos (13,50 €):
La masa estaba buenísima, elaborada de manera artesanal con larga fermentación para hacerla más digestiva.
No tomamos postre, aunque el tiramisú tenía una pintaza estupenda. Otra vez será, pues estoy convencida de que habrá muchas otras ocasiones para regresar.
El precio: salimos a 22 € con propina por persona, habiendo bebido cuatro copas de vino de Rueda. Estupenda relación calidad/precio.
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