Baldoria O El Jolgorio Italiano En El Barrio De Salamanca (Madrid)

Suele ocurrir a menudo que las expectativas que tenemos ante un sitio no coincidan con la realidad del lugar.

Eso es lo que me ocurrió con este precioso restaurante italiano situado en la céntrica calle  Ortega y Gasset, 100, entrada por Mártires Concepcionistas, 28006 Madrid, del distrito Salamanca.

Ya conocíamos al chef Ciro Cristiano por ser el cocinero de BelMondo en su aterrizaje del grupo BigMamma en Madrid y luego de su hermana pequeña Villa Capri.

Ahora, en su aventura en solitario, ha tomado elementos de su casa de referencia, pero a mi modo de ver, el resultado no es tan redondo.

La decoración está bien, pero descuida algunos elementos muy importantes. El suelo y el techo parece que no están a la altura del resto de los elementos. La iluminación me parece escasa. Eso hace que no sepas muy bien lo que comes. También me molesta tener otras mesas casi pegadas a la mía y hacer esfuerzos para no escuchar las conversaciones de los de al lado o que ellos no escuchen las nuestras.

Y el tema del ruido es terrible. Es cierto que la esencia del restaurante es un espectáculo en sí mismo: jaleo o jolgorio con música en directo. El problema es que cuando no hay música en directo el local es muy ruidoso por la cantidad de comensales que allí estamos.

La demora en el servicio es un grave defecto del restaurante. Tardaron en atender la comanda, tardaron en servir la bebida, tardaron en las pizzas, que nunca llegaban, y tardaron en los postres, que olvidaron por completo y que hubo que solicitar varias veces.

El aperitivo, que te dicen que te lo ponen junto al pan si lo deseas, iba con pago, claro. Como íbamos a pedir pasta queríamos el pan y nos pusieron sólo cuatro trocitos de pan y unas bolitas muy ricas de pan rellenas de queso (imagen superior).

La cocina no está mal: entrantes muy bien con esas croquetas de berenjena que recuerdan ese milagro de Villa Capri. 

Los puerros a la brasa estaban bien, pero llegaron un poco chamuscados. 

La pasta fresca está estupenda y la carbonara con la trufa en el recipiente de queso es un plato magnífico.

También pedimos otra pasta fresca con ragut, rica de sabor, pero tampoco espectacular.

La pizza, con masa fermentada 48 h y horneada en un horno Acunto traído de Nápoles capaz de cocinar pizzas a 400º C en 80 segundos, no tiene sentido si tardan más de media hora en traerla.

Nosotros pedimos la sencilla Margarita, que ya está bien cargada de precio. Se disculparon por la tardanza, alegando que se les acumuló el trabajo...

Nos invitaron a los postres, tarta de queso con pistachos y  pannacotta de maracuyá deliciosa por olvidarse de ellos y tenernos esperando más de media hora.

Cuando al pagar nos preguntaron qué tal la experiencia y comentamos el desastre, diciendo que íbamos a celebrar mi cumpleaños y que nos desencantamos, nos trajeron un tiramisú de regalo con una bengala y toda la escuadra se puso a cantar el cumpleaños feliz. Bueno, el desaguisado ya estaba hecho.

Bengala de celebración
Música en directo

Creo que al abrir en noviembre y tener fama y lista de espera, están un poco desbordados y les falta rodaje. El servicio es lento y áspero.

Con la competencia que hay en Madrid, esos descuidos pasan factura. Espero que subsanen sus errores y den el punto adecuado para regresar. Si no, me temo que volveré a los brazos de la Bigmamma.

PD: los baños son preciosos. 

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