Raquel Flores es una entusiasta emprendedora gastronómica que ya tenía la Antigua Taquería cerca de El Rastro. En el año 2016 abrió en el local contiguo una pizzería, pero no lo hizo de cualquier manera.
Se formó con Jesús Marquina para aprender el oficio de la fabricación de una pizza perfecta, instaló un horno de piedra y se lanzó a combinar una buena masa fermentada con unos ingredientes clásicos y otros no tanto.
El resultado son unas pizzas de tipo romano, finas, pero crujientes y con una masa muy ligera que no llena apenas y que te hace decir ummmm en cada bocado.
Nos acercamos al local de la C/ Loreto y Chicote, 3, en Malasaña y con mucha tranquilidad nos lanzamos a disfrutar de sus pizzas artesanas de masa fermentada 72 horas.
Tienen un montón de variedades para elegir muy distintas a lo que se ve por ahí:
Pedimos tres diferentes para probar más sabores. Yo tenía ganas de la Funghi con trufa, absolutamente aromática y deliciosa (12,50 €):
También cayó la Guanciale, con una combinación de crema de calabaza con Gorgonzola, mozzarella, guanciale curado con pimienta negra, boletus y parmesano (13,50 €), una recomendación muy acertada:
y la tercera era una Pepperoni con huevo (12 €) muy sabrosa:
Acompañamos con cervezas de grifo Mahou y nos fuimos con buen sabor de boca tras pedir una impresionante Tarta de queso Pecorino (4,5 €).
Muy satisfechos tras probar una de las pizzas más ricas y originales de todo Madrid. ¡¡¡Muy recomendable!!!
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