Cadaqués Madrid O La Mejor Cocina Con Raíces Mediterráneas

 

Es una gozada asistir al desembarco de una nueva casa de comidas que ya tiene rodaje en otros lugares. Cadaqués (nombre del famoso y maravilloso pueblo de la catalana costa Brava donde tenía casa Salvador Dalí) es el restaurante con raíces mediterráneas que ya tiene sede en Barcelona y que se ha instalado en la C/Jorge Juan, 35, 28001 Madrid. 

Esta calle madrileña lleva algunos años en la vanguardia de los restaurantes y casas de comidas españolas. El enclave es privilegiado y hay que mantener el tipo para sobrevivir con tanta competencia y tan buena.
La decoración es sosegada y relajante. Mezcla la madera, el ladrillo visto y las lámparas de mimbre con el suelo de baldosa hidraúlica y paredes de azulejo y temple. Las telas de los tapizados y cojines son de lonas de rayas y colores azules, blancos y ocres. Tiene un piso bajo con más comedores y otra cocina.




Tienen una cocina vista con ventanales donde se puede observar la zona de brasas de leña.


Aunque la casa es famosa por sus arroces realizados a las brasas de madera de naranjo (de forma tradicional valenciana o levantina), al ir nosotros a cenar no nos atrevimos a pedir arroz, así que, sólo picamos para conocer su propuesta y ya nos acercaremos para catar sus arroces a la leña.

Nos recibieron con un entrante de una especie de butifarra-longaniza catalana con un pan suflado con el nombre del logo del restaurante. Ya anunciaba una buena comida.


Nos trajeron primero una Coca de recapte con sardinas anchoadas (10€) que era como una escalivada d verduras con la anchoa encima. Muy rica, pero un pelín fría a mi gusto. Me gusta más templada. Nos sirvieron a la vez unos canelones con brandada de bacalao (14€) que estaban deliciosos, pero también fríos.

Después nos sirvieron unas coquinas al ajillo (15€) y unas gambas blancas a la plancha (25€) pues no tenían las famosas gambas rojas de Palamós.

Las croquetas de jamón ibérico (12€) no podían faltar. Muy ricas, cremosas y bien de jamón:


Y terminamos los salados con una Tortilla jugosa de patatas con romescada de gambas (18€). Jugosa y rica, pero con poca romescada:


En el apartado de postres llamados "Pecados inocentes" nos decantamos por la imprescindible crema catalana (7€) que nos supo a gloria con su sabor cítrico y su caramelo quemado, con carquiñoles:


Y el chucho de crema con chocolate caliente (7€) que fue lo que menos me gustó de todo. Me parece un bollo frito muy basto, con poca crema que le hacía estar seco y un chocolate caliente que restaba sabor o camuflaba. Me decepcionó.


En conclusión, todo estupendísimo. El servicio atento y explicando todas nuestras preguntas con amabilidad.



El precio por persona está en consonancia con la calidad del producto y el enclave. Unos 35 € por persona por lo que comimos.

Muy recomendable. Volveremos a probar sus arroces.

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