¡Anda que no he ido a merendar tardes y tardes al Nebraska de la calle Goya con mis padres! También mi abuelo Narciso (nacido en 1899) iba todos los días al local de la Gran Vía con sus amigos.
Por eso me entristeció tanto que en enero de 2017 cerraran la mítica cadena de cafeterías inspirada en los dinners americanos con sus asientos de skai o polipiel y sus famosas tortitas y perritos calientes.
Por fin, dos de sus empleados, Pedro Simón y Juan Pedro Carreño, que llevaban trabajando en la empresa desde hace 40 años, decidieron mantener el nombre de la empresa y reabrir en el único local de la cadena que estaba en alquiler y que no pertenecía al fondo de inversiones que compró los otros locales: el de la C/ Bravo Murillo, 291, 28020 Madrid.
Por fin pude acercarme a conocer la nueva cafetería que mantiene la esencia de las antiguas aunque han cambiado las luces por LED y la decoración es un poco más moderneta.
Lo que no ha cambiado es el sabor de sus perritos calientes con la salsa "secreta" de mayonesa con mostaza y tomate casero. Tienen una extensa carta con sandwiches, bocadillos, burguers, batidos y postres...
Te puedes hacer con un combo estupendo con dos perritos con patatas fritas, una bebida y una tortita o bola de helado al imbatible precio de 7,80 €.
A mi sus tortitas me llevan inmediatamente a esa meriendas de mi infancia con mi madre después del paseito con compras por la calle Goya y aledaños.
Es genial que se mantengan estos fantásticos lugares de siempre en Madrid y que no se ponga en su lugar una cadena de comida rápida extranjera.
Enhorabuena por esa iniciativa, Pedro y Juan Pedro.
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