Había oído hablar tan bien de esta tasca con pinchos de diseño en Salamanca que, en cuanto estuvimos en la ciudad charra, no pudimos resistirnos a probar sus propuestas.
Tiene dos ubicaciones (aunque la más nueva se llama Tapas 3.0), pero nosotros fuimos al primer local abierto por el cocinero Jorge Lozano y con Soraya Sánchez como jefa de sala, situado en la C/ Felipe Espino, 10, 37002 Salamanca.
Eso es lo que consiguen en esta casa. Si buscas algo más conservador tienes otros lugares en Salamanca.
En cuanto vimos su carta nos costó decidirnos. Con tantas propuestas resulta difícil. En esos casos, miro a las mesas de alrededor y observo lo que comen, además de pedir consejo a sus camareros (muy amables y encantadores, por cierto, sin ser invasivos o excesivamente serviles)
Empezamos por su Ensaladilla rusa con ventresca (3,5 euros la tapa o 7 euros la ración), muy rica, aunque a mi su mayonesa me sabía un poco a mayonesa de bote (no estaba de acuerdo conmigo Luis):
Las Patatas bravas (realmente son mixtas con salsa brava y mayonesa) son un clásico de la casa y no podían faltar en nuestra comanda (3,5 euros la media ración).
Y las croquetas de jamón fueron excelsas. Estaban justo al límite de la rotura, con el exterior crujiente y el interior tan suave y cremoso que creo que ¡son de las mejores que he probado en mi vida!
Le llegó el turno a los Callos y Morros, a 5,90 euros la media ración. Muy bueno el guiso y con sabor picantito:
Y la otra tapa que nos flipó fue la Oreja deshuesada y frita con guiso de chiles mexicanos al Jerez. Para llorar de rica:
Todo ello acompañado de un vino de la tierra: la zorra.
Nos hubiera encantado haber probado más cosas de su carta y también haber ido al otro local, pero lo dejaremos para otra visita a Salamanca.
Muy recomendable, aunque a algunos les parezca caro (nosotros salimos a 16 euros por persona, con dos copas de vino). Nos pareció muy razonable.
También tienen terraza para el buen tiempo:
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