El Sur también existe. Lo decía Joan Manuel Serrat y lo suscribo en todos los sentidos.
En un artículo de Condé Nast Traveler (pincha aquí) mencionaban sitios imprescindibles de Carabanchel y como yo trabajo allí y no lo conocía decidí hacer una reserva (en la única mesa grande para 6-7 personas que tienen en la cafetería) para picotear algo con un grupo de compis.
Estos dos segovianos bordan el cochinillo asado y otros platos de corte más moderno. Lo fundamental de este local es la calidad de los productos que sirven. Todo ello cocinado de forma sencilla y con ingredientes de primera. No hay lujos ni mantel de hilo, tan solo manteles de papel, pero honestidad a punta pala.
Comenzamos con un buen jamón ibérico acompañado de un pan de masa madre que no se podía dejar de comer y con una ensalada de buen tomate con ajo negro y aliñada sólo con AOVE (Aceite de Oliva Virgen Extra)
Javier nos sirvió un vino de su tierra, de Valtiendas, Ardalejos, que nos decantó y aireó para saborearlo mejor.
Mientras venían el resto de los entrantes nos sirvió un queso Grana Padanno con D.O.P muy sabroso.
Las croquetas de la casa son un imperdible: de verduras y de sopa de mariscos eran las de ese día, pero van cambiando para aprovechar las sobras (como debe ser). También nos puso de Grana Padanno y de parmesano
Mirad cómo entran por los ojos!! Estaban poderosas.
El pulpo a la gallega con cachelos estaba muy correcto:
Pero era una preparación para su plato estrella: los Huevos fritos con patatas y perlas de trufa negra. Fritos separando clara y yema para que no se pase la yema de punto y quede líquida y con aceite de trufa blanca por encima. Las perlas de trufa de Soria, de Espora Gourmet.
Rompiendo los huevos para que la yema impregne todo |
Creo que las imágenes hablan por sí mismas...
El cochinillo era segoviano, con Denominación de Origen, por supuesto, y se derretía en la boca. Pura mantequilla.
Casi no podíamos más, pero como tenían Ponche segoviano tuvimos que dejar un huequito para el postre.
Resultado: todo magnífico!! Al disponer de solo una mesa tuvimos la dedicación de Javier para nosotros solos durante toda la comida y no escatimó comentarios, explicaciones de los platos y recomendaciones.
Mira que teniendo sangre segoviana (ya sabéis algunos que tanto mi madre Concha como mi padre Antonio - que en paz descanse- son de La Granja de San ildefonso) nunca había maridado el cochinillo con cava. Gracias a Javier lo acompañamos del espumoso y, todo hay que decirlo, estaba muy rico.
El precio de tan insigne comida: 36 euros, que no me parece caro para todo lo que comimos y para la calidad de los platos. Y el servicio, como ya os he comentado, de lujo.
La compañía, lo mejor, pese a las dos ausencias insustituibles de Emi y Victoria gallega, a las que echamos mucho de menos. Tendremos que volver con ellas otro día.
Comentarios
Publicar un comentario