La Real Biblioteca Del Monasterio De San Lorenzo De El Escorial O La Gran Biblioteca Renacentista Española

Esta joya renacentista se llama también Biblioteca Laurentina o Escurialense y se debe al rey Felipe II. Su construcción dotaba de prestigio a la Corona pues centraliza la reserva de las códices originales y ponía de manifiesto el carácter humanista de la monarquía.

Sus tesoros bibliográficos descansan en un espacio artístico que es una obra cumbre del Renacimiento español.

Juan de Herrera fue el arquitecto que, al igual que el monasterio y palacio, diseñó esta "Capilla Sixtina" de las bibliotecas. 

Su construcción empezó en 1563 y los libros comenzaron a llegar en 1565, configurando una de las mejores colecciones de Europa.

Ideó un espacio funcional a la vez que estéticamente impecable. Es una nave única de 55 m de largo por diez metros de ancho, con ventanas bajas y amplias por las que accede la luz natural de manera que no expone directamente la luz sobre los libros.

Siete ventanas dan al Patio de los Reyes y cinco a la Lonja.

Al traspasar el umbral te maravillas por los frescos del techo y por los estantes en los que se ordenan los libros pintados sus hojas de dorado y colocados al revés, es decir con los lomos hacia el interior.

La razón es doble. Por un lado protege a los libros del polvo y el desgaste haciendo que la capa de pintura dorada selle las páginas y evite la entrada del polvo (con sus ácaros) hacia el interior de los volúmenes.

En segundo lugar la cuestión estética prevalece. Las tapas doradas de los libros reflejan la luz y complementan los dorados del techo. Además, este propósito visualmente es más armonioso al dotar de uniformidad a los libros impidiendo el contraste de diferentes colores de los lomos.

El techo es impresionante. Los frescos de Pellegrino Tibaldi, realizados entre 1586 y 1592, representan las siete artes liberales: Gramática, Retórica y Dialéctica (el Trivium) y Aritmética, Música, Geometría y astrología (el Quatrivium).

Así dotan aún más de significado académico y cultural a la estancia al representar el santuario del conocimiento y aprendizaje humanista.

La estructura y estilo pictórico manierista recuerdan a la capilla Sixtina y los frescos de Miguel Ángel.

Sus monumentales estanterías dóricas fueron obra de Juan Flecha, Juan Senén y Martín de Gamboa. 

Hay cinco mesas de mármol de la época de la fundación y ochavadas de pórfido realizadas por los mejores marmolistas.

Son famosas su esferas armilares (la de Antonio Santucci de 1582 con el sistema Ptolemaico), globos terráqueos y celestes (de Jean Blaeu de 1660) y la piedra-imán encontrada en las excavaciones de cimentación del monasterio.

La inclusión de estos singulares objetos recalcaba e ilustraba la importancia del conocimiento en todos sus ámbitos.

Esta biblioteca alberga tesoros de valor incalculable. El Códice Áureo y "De baptismo parvulorum" con autógrafo de San Agustín.

Su colección incluye manuscritos medievales, latinos, griegos, hebreos y árabes, códices e impresos renacentistas. Alberga hasta 40.000 ejemplares que incluyen 600 incunables.

La biblioteca ha sobrevivido a incendios, guerras e intentos de expolio. El más grave fue el incendio de 1671.

La visita a esta majestuosa biblioteca es como viajar en una cápsula del tiempo y dejarse llevar por el misterio que ha cautivado a quien la contemplamos desde hace siglos.

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