Es un placer descubrir lugares estupendos de purita casualidad cuando vamos de viaje.
Tras realizar una visita al Monasterio-abadía de Montserrat en un día lluvioso y desapacible, decidimos buscar un sitio donde comer. Así llegamos a Monistrol de Montserrat y topamos con este restaurante con buenas puntuaciones.
Está cerca de la carretera y es una casita que regenta una familia desde 1983. Son amabilísimos.
Tuvimos que esperar un rato a que quedara una mesa libre, pero no nos importó en absoluto.
Tomamos el menú del día al ser un lunes a 16,90 € y le añadimos un capricho.
Pedimos la emblemática Escudella o caldo con pasta gordita y una bola de carne:
Completamos con Caracoles a Llauna, espectaculares aunque hay a muchas personas que les provoca rechazo:
La butifarra con mongetes era otro imprescindible del menú:
De segundo pedimos pies de porc a la brasa:
Y un codillo absolutamente delicioso.
Los postres fueron un Flan de Mató y una Crema catalana exquisitos:
Con vino de la zona hicimos una comida memorable.
Muy recomendable por su buenísima relación calidad/precio.
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