Llevo ya tiempo oyendo hablar de estas croquetas nivel Dios (desde que estuve en Madrid Fusión hace ya dos ediciones) y ya he tenido la oportunidad de ir a confirmar o desmentir esta contundente afirmación.
Mi madre murió hace siete meses y con ella la elaboración de croquetas en mi casa. Aún no he podido volver a hacerlas, y es que era ella la que preparaba semanalmente la bechamel cremosa, enfriaba, hacía las bolitas y envolvía primorosamente con sus manos chiquititas unas cuatro docenas cada vez para surtir a su gran prole de siete nietos las fabulosas croquetas.
Pues tenía "mono" de croquetas y necesitaba un nivel superior para volver a degustarlas. Por eso la elección ha sido la taberna Santerra de la C/Ponzano, 62. Allí probamos las excelsas croquetas semilíquidas (qué difícil debe ser llegar a este nivel de cremosidad con la merma que ello conlleva...) con un rotundo sabor a caldo de jamón y sus tropezones de ibérico.
Pedimos una ración en la que vienen seis (9,5 €) y otras dos más (1,8 €) para comer dos cada uno:
Nos centramos en los clásicos de un buen tapeo: Torrezno "al corte" con salsa de tomatillo verde (8 €):
Las patatas con salsa brava de chipotles ahumados, muy ricas, picosas y frititas con el toque a humo del chipotle (6,5 €):
A los crudívoros de casa se nos antojaron unas Volandeiras encevichadas (3,5 € unidad) que son las zamburiñas con leche de tigre:
También probamos los Rejos chilli-peppers o "nuestro bocata de calamares" como ellos lo nombran a 7,5 € unidad en pan blandito tipo brioche:
Y terminamos con el steak tartar aliñado a su manera (18 €) que es una manera muy sabrosona:
Todo estaba de escándalo. Sabores tradicionales reconocibles con una vuelta de tuerca a la modernidad.
Para terminar con buen sabor de boca no podía faltar un par de postres para cucharetear. Los elegidos fueron el Flan de leche fresca con chantilly de haba tonka:
Y el Brownie de chocolate amargo, maíz y castañas asadas (6,5 €):
Todo ello regado con cervezas y vino por copas.
La decoración muy chula con azulejería en zócalo y pintura, mesas y sillas rústicas-nórdicas y la vajilla también con platos rústicos y vasos de Duralex azules.
No podía faltar mi foto de los baños. Ya sabéis que me encantan... jajaja
Seguro que volvemos para probar otras delicias y volver a comer esas croquetas de 10!!
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