Cuando descubres un sitio que lleva funcionando desde hace tres generaciones, domina lo que hace y te trata como si fueras de su familia, no cabe sino rendirse a su cocina y agradecer.
Reservamos el mismo día de nuestra visita y nos dirigimos a Carrer del Gasòmetre, 1, 43001 Tarragona pues nos convencieron las reseñas positivas y la alta puntuación.
David y Fidel Solé i Torné, en los fogones y en la sala, respectivamente, son los herederos de un restaurante que desde hace tres generaciones reproducen fielmente las recetas tradicionales tarraconenses.
El local es amplio, cómodo y las mesas estaban ocupadas mayoritariamente por personas locales. Eso ya es un buen comienzo.
Nos sirvieron un gazpacho con romesco delicioso y nos aventuramos a la carta.
Nos encantó su carta de arroces y, por eso, decidimos pedir unos entrantes locales y pedir un arroz de segundo.
Su carta varía en función de las capturas de las barcas del serrallo, pero las recetas están vertebradas por el aceite de Siurana, caldos, hortalizas o productos de proximidad.
Comenzamos con las Ortiguillas fritas (11 €), unas algas potentes de sabor a mar que son un bocado exquisito:
El Platet de sepia con cap i pota con romesco (20 €) es un guiso tradicional de cabeza y pies de cerdo con sepia y garbanzos delicioso:
Tenían muchos arroces que puedes elegir en su versión seca o caldosa. A nosotras nos encandiló el arroz con pulpitos y berenjena blanca (25 €) pues esa mañana los vimos en el mercado central.
No podía estar más sabroso y bien hecho.
Los postres son también muy especiales, así que, pedimos tres para probar más cosas:
El Flan de Chartreuse con manzanas y frutos secos (7,70 €) no podía faltar.
En el restaurante tienen una sala en la que hablan de este licor elaborado por los Cartujos en Tarragona.
El helado de tomillo, romero y anís estrellado nos llamó la atención (6 €), estaba muy refrescante:
Y el postre de Texturas de chocolate y café con cake pop (7,70 €):
Todo acompañado de un vino de la zona, el Acústic blanco de Montsant elaborado con uva garnacha blanca:
El café de sobremesa nos dejó muy satisfechas y complacidas por una buena comida.
Reconocido en la Guía Michelin y en la Guía Repsol.
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