Akelarre O El Templo Donde Subijana Inventó La Nueva Cocina Vasca


Obviamente, uno no va a un restaurante Tres estrellas Michelin todos los días, así que, permitidme una crónica larga y apasionada sobre esta maravillosa visita al restaurante Akelarre.

Fue mi hijo Ignacio el que tuvo la iniciativa de reservar (a su nombre, no sé si eso tendría una intención oculta... jajaja) en el famoso restaurante como parte del regalo de aniversario y cumpleaños de sus padres, que consistía en un fin de semana con vuelo y alojamiento en San Sebastián (Guipúzcoa).

Para una cocinillas, gastrónoma de pacotilla y aficionada al arte del buen comer, una visita a Akelarre es un premio gordo de la lotería.

Tenemos que agradecer que Pedro Subijana (San Sebastián, 1948) se decidiera por la Escuela de Hostelería en Madrid en lugar de la Universidad de medicina en Navarra.

Esa atrevida decisión para la época hizo que perdiéramos un gran médico, pero ganáramos un visionario con un talento extraordinario para los fogones.

Su paso por la escuela de Luis Irízar en Zarautz le hizo destacar, trabajando en diversos restaurantes de Madrid, Vitoria, Estella o Tolosa. Hasta en el mismísimo Hotel María Cristina de San Sebastián trabajó en su época del servicio militar.

En 1975 abrió Akelarre y empezó a agitar la llama de la nueva Cocina Vasca junto a otros grandes  colegas y amigos como Arzak y Arguiñano.

Realmente, Pedro Subijana es un referente mundial en la cocina y nos dirigimos a su templo circular en el Monte Igueldo a disfrutar de su buen hacer con su equipo de 45 personas entre sala y cocina.

Dispone de  la fórmula del menú degustación en tres versiones: Aranori, Bekarki y los Clásicos de Akelarre (pincha aquí para acceder a su web)

Nosotros pedimos a la carta. Se trataba de una cena y no somos de mucho cenar. También cuenta que al mediodía habíamos estado en el Antiguo de pintxos y, pese al paseo hasta el Peine de los Vientos, andábamos un poco ahítos.

La cena la maridamos con un vino tinto del Bierzo, El Soradal, recomendación del encantador somellier Ciro Carro (ya nos habían hablado muy bien de él).

Comenzó el espectáculo con los aperitivos. Un Bloody Mary en plato con tomate concassé y espuma de vodka fue el debut en nuestra boca.


A continuación entró la maravillosa mantequilla Cabra Loca, elaborada con leche de cabra y con unas figuras capriles dibujadas (preciosa, loca y novedosa presentación) con pan tostado de aceitunas, pimiento y natural y unos conos de pan de albahaca y curry:


Las variantes eran unas aceitunas rellenas de jamón Cinco Jotas y de crema de anchoa, y el trampantojo que parecía una galleta de chocolate, realmente era un canapé de pan con crema de morcilla:


Llegó el momento del entrante. Se trataba de un Arroz con caracoles y karrakelas en film de tomate y albahaca. Las karrakelas son los bígaros en euskera y este arroz que combinaba mar y montaña (estaba hecho en caldo de jamón pata negra) estaba de delirio:


A continuación pedimos el Calamar como un risotto con flor de mantequilla y polvo de parmesano y albahaca. No llevaba arroz. Era un guiso del calamar, cortado en trozos tamaño grano de arroz, en su tinta con salsa de soja. Te trían la flor de mantequilla aparte, para añadirla después al plato, mezclar todo y comerlo:


Para terminar, probamos un clásico de su carta: Pichón asado con un toque de mole y cacao. Apareció en un emplatado espectacular. Una especie de estarcido o plantilla de un calendario maya hecho con polvo de cacao en el que se apoyaban los trozos de pichón. Unas bolitas de puré de cacao y mole y una tortillita de maíz rellena de los recortes del pichón hechos una crema. Mirad qué bonito!!



Desde luego nos quedamos bien. Disfrutamos muchísimo de los platos. Quisimos dejar sitio para probar un par de postres y tras la recomendación de Ciro Carro, su somellier, nos decidimos por dos medios postres. No podíamos dejar pasar la oportunidad de probar su famoso Gin Tonic en plato:


Y el maravilloso Xaxu con helado espumoso de coco recreado por Pedro Subijana con el permiso de su creador, José Mari Gorrotxategui, pastelero de Tolosa.

El xaxu es un pastelito de almendra marcona que es una mezcla de yemas y mazapán. Subijana lo presenta con un helado aéreo de coco que está de muerte...


Ciro nos sorprendió (realmente no dejó de hacerlo en toda la noche) con un postre de chocolate al cubo, pues le comenté que era una consumada y declarada chocolatera y no sabía si pedir ese postre. Lo trajo con una vela, ¡qué detallazo!


Vino la carta de infusiones, vinos dulces y cafés:


Entonces, Ciro se acercó y nos invitó a conocer la cocina. No podía contener la emoción!!!


Fabulosa cocina en la que podéis ver la preparación de los platos (ya era casi el final del servicio). después Ciro nos llevó al laboratorio en el que se gestan los platos y se hacen las pruebas.



Mirad qué pasada!!



Me temblaban las piernas cuando me dirigía de nuevo a la mesa a tomar la infusión Mint-Splash con las mignardises:


Fueron tres horas de goce y deleite absoluto. Todo el servicio de la sala fue fabuloso, pendientes de nosotros en todo momento, preguntando, pero sin ser invasivos. Una profesionalidad impecable.


Y muchos de vosotr@s me preguntaréis por el precio. Hay que tener en cuenta que no comimos el menú, pero salimos a unos 130 euros por persona, lo cual, tratándose de un Tres Estrellas Michelín, creo que es muy razonable.

Una buena manera de celebrar un aniversario especial, ¿verdad? Tenemos que ir por el día, a comer, para ver las fabulosas vistas de la costa donostiarra.


Mi agradecimiento a mi hijo Ignacio por tener la iniciativa de reservar en Akelarre y por regalarnos este fin de semana gastronómico inolvidable.

Mi agradecimiento a Ciro Carro, por permitirnos vivir una cena fabulosa y hacernos entrar hasta la cocina, enseñándonos "las tripas" del restaurante. Un placer conocerte!!

Mi agradecimiento a todo el servicio de sala.

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