Como te cuentan en su web (pincha aquí), la pinsa es un tipo de pizza originaria de Roma con miles de años de antigüedad. En el puerto de Ostia Antica (Roma marítima), los panaderos de la época preparaban una masa de pan con forma ovalada en horno de piedra.
La peculiaridad, además de su forma, era su ligereza. Se trataba de una masa más alta pues llevaba una fermentación previa de unas 72 horas (tres días) y al hornearla crecía más.
Yo pedí para beber un tinto de verano especial, el Italotinto, hecho con lambrusco y limoncello con espuma de limón, muy original. Los chicos pidieron cerveza, con variedades artesanas:
Como entrante pedimos unos mini-calzone (7,5 euros) a elegir entre setas, panceta, jamón cocido o pepperoni:
Las pinsas las ofertan en dos tamaños: mediana (de 6,90 -8,90 euros) o grande (11,80-16,80 euros).
Esta es grande, la Tartufo Quaglia, con huevos de codorniz y setas con jamón y trufa. También puedes hacer tu propia pizza y eso fue lo que hizo mi hijo Nacho: bacon, huevos de codorniz y trufa:
También grande era la Masala, con mozzarella flor di latte, salsa tomate, pechuga de pollo y salsa tikka masala, muy sabrosa y especiada:
Como veis, con estos tamaños (yo pedí la mediana que ilustra la entrada y que era de setas y trufa) no había cabida para nada más. De hecho, creo que pedimos un envase para llevar a casa las sobras.
En cualquier caso: las pinsas están muy buenas. La masa está ligera y crujiente y los sabores e ingredientes están de categoría.
Opinión: Muy recomendable ***
Como siempre, os pongo la foto del baño de rigor... ay, qué me gustan los baños!
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